ANE MIREN

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EDICIÓN IMPRESA

CIUDADANOS ANE MIREN, LA CONTORSIONISTA DIABÓLICA QUE AMA A LOS GATOS CALLEJEROS
«Mi cuerpo y yo tenemos una relación muy fuerte. Se tuerce sólo si así lo quiere»
Muchos la conocieron en la Feria de Teatro. Otros ya la habían visto en alguna gala de fin de año en ETB. Pero su coronación tuvo lugar una lúgubre noche de Terror
BEGOÑA DEL TESO/
Se presentaba la Feria de Teatro y ella, la 'Elastic Girl', hizo 'esto'. Entre otras cosas...[JUANJO AYGÜES]
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De Bizkaia. De caserío. Con un euskera profundo. Okupa en Barcelona. Artista callejera en Londres. Estuvo en un circo pero odia el circo. Es la mejor, dicen todos. «Soy la más grande» dice ella. Y tiene razón. Lo demostró en La Semana de Cine Fantástico y de Terror. Una noche, ante los aullidos sin fin del público, interpretó a la niña de El Exorcista. Quienes al principio rugían, callaron y aplaudieron.- Confiesa: no sabías dónde te metías.- Te juro que no tenía ni idea. Y luego, mientras calentaba en un pasillo muy muy estrecho del Principal, no dejaba de oír los ruidos, los gritos, los cuchillos de la película anterior. Fue terrible porque esto del contorsionismo exige no sólo un calentamiento y una exigencia corporal tremendos sino un esfuerzo mental, espiritual, propios casi del zen. Tienes que estar absolutamente centrada y concentrada. Y si quieres, puedo confesarte otra cosa: además, soy muy miedosa.- ¿Pero si interpretaste a la niña de 'El exorcista'!- Ya, pero hasta el momento en que decidí preparar el número, yo no me había atrevido a ver la película.- Pues la bordaste. Fíjate cuánto que el irreverente público de la Semana empezó diciéndote de todo...- Me mosquée de la hostia, tía. Estuve a punto de contestarles. Pandilla de machitos baratos les habría llamado yo.- Menos mal que no lo hiciste. Año tras año han puesto a prueba a todo el que se ha subido al escenario. Algunos no lograron recuperarse de la experiencia.- Me di cuenta a tiempo. No tenía por qué ganarles por la boca. Eso lo logras enseguida. Así, en grupo, no, pero uno a uno se quedan como desnuditos, cortaditos. Pero no, por la boca no. Decidí vencerlos con mi actuación.- Lo conseguiste. Se callaron mientras botabas sobre la cama y bajabas las escaleras vuelta del revés- Sí. Les descontrolé. O les controlé. Pobrecitos. No sabían que yo he sido, soy, artista callejera.- Y la calle ha de ser, por fuerza, un escenario de lo más cruel.- Y vivificante. Pero sí, la calle es tremenda. En un teatro tienes a la gente sentada. Pueden decidir levantarse y marcharse pero no suelen hacerlo. En la calle son libres. Se paran si quieren. Se fijan en tí si quieren. Y si logras retenerlos con tu espectáculo, es que eres realmente grande.- Así que fuiste artista callejera...- ¿Te parece mal acaso?- Tal como las gastas, poco te iba a importar a tí lo que me parezca.- Sí me importa. ¿Sabes por qué? Porque parece que en la calle sólo trabajan artistas que no han llegado, que no han triunfado. Y en la calle curra gente muy pero que muy buena. Una señora me lo dejó muy claro una vez: «¿Cuánto trabajáis para no tener que trabajar!» ¿Te imaginas cuántas horas practico yo al día?- Muchas, supongo.- En Londres, cuando empezaba, era brutal. dedicaba 10, 12, horas al día. Me planteaba una serie tremenda de ejercicios y hasta que no cumplía toda la tabla no lo dejaba. Lloraba de rabia, de impotencia. De dolor. Ahora empleo unas seis. Pero ya tengo el cuerpo preparado. Pero ya sé cuándo va a aceptar doblarse y cuándo no. También entiendo sus por qués y sus tiempos. Mantenemos una relación muy extraña, muy fuerte, mi cuerpo y yo.- Volvamos a la calle. Suelo ver en ella esculturas humanas, guitarristas, malabaristas pero... ¿contorsionistas?- Aterricé en Londres. Tenía que vivir. Comer. Y mira, una guitarra cuesta lo suyo. El maquillaje de las estatuas, también. ¿Lo más barato? Mi cuerpo.- Dícholo así... Pero una no se hace contorsionista porque le da el siroco una tarde en la estación de metro de Angel.- Sí si siempre te han gustado los gatos, su flexibilidad, su agilidad, su elegancia en el trato, la seducción y el salto.- Te entiendo, la exquisita dignidad del felino.- Eso. Siempre y cuando no le trates como a una mascota sino como a un compañero.- Así que tienes el cuerpo flexible y dúctil de un gato. Amén de sus siete vidas.- ¿Qué va! Soy de constitución muy dura.- Miedosa y de esqueleto poco flexible. ¿Qué rayos hacías, criatura metiendo miedo en La Semana doblándote como una anguila?- Demostrar que soy grande, que puedo hasta conmigo misma.- Fijo En la presentación de la Feria de Teatro la armaste. Te pusiste a calentar en una de las alfombras de la Casa Consistorial y un segurata te llamó la atención...- ¿Que me llamó la atención? Me dijo el muy cabrito que daba mala imagen al salón de plenos. Le bufé, salí y fumé un pitillo.- Carácter el tuyo.- En un circo no me querían contratar por mi carácter. Vale. Cogieron a una más modosita. Pero luego volvieron a por mí. Tengo el carácter de la calle. De los gatos. Ah, una cosa. Los de la Semana de Terror vais de valientes, ¿no? Pues os prometo que en 2007 pasaréis miedo del bueno.

























































































Ane Miren atraviesa el telónHay ciertas llamadas telefónicas que determinan un antes y un después. Es el caso de una reciente llamada de la contorsionista Ane Miren, tenaz artista de circo a quien siempre he admirado por su voluntad y su personalísimo lenguaje escénico.Ane Miren me cuenta que una lesión la obliga a retirarse. Una lesión ajena al circo, que viene a truncar veinte generosos años dedicados a su público. Al teléfono, su voz sigue trenzada alrededor de ese acero que conozco en su carácter. Pero hay algo nuevo, algo borroso en su tono, algo muy parecido a la alegre tristeza –o quizá a la triste alegría– de los cambios inesperados.A los catorce años, sin ser de familia de circo y habiendo muy probablemente superado la edad más indicada para iniciarse en el contorsionismo, su vasca tozudez decidió escoger precisamente esa especialidad, una de las más duras y sacrificadas de las artes circenses. Quizá sean esa dureza y ese sacrificio las razones por las cuales el territorio ibérico haya dado tan pocos contorsionistas en las últimas décadas –y aún mucho menos en el circo contemporáneo–. Superando ese adverso conjunto de circunstancias, Ane Miren ha sido fundamentalmente autodidacta y ha inventado un lenguaje y un estilo propios. Recuerdo el fuerte impacto que me produjo su caràcter escénico cuando la vi actuar por vez primera en el barcelonés Ateneu Popular de Nou Barris: las casi imperceptibles imperfecciones técnicas de aquel entonces quedaban ocultas por la potencia de su gesto, de su mirada, por su manera de llenar la escena.La trayectoria de Ane Miren, su ejemplo y sus resultados han impregnado muy notablemente nuestro circo contemporáneo. Ha intervenido en multitud de combinados y espectáculos de circo y cabaret. Ha trabajado en cine, ha participado en innumerables galas televisivas y ha efectuado incursiones en territorios tan alejados entre si como la publicidad y la escena experimental. En ése último apartado destacan la sinuosa cabaretera que en el año 2003 interpretara en el atípico Estranyes sensacions del barcelonés Espai Escènic Joan Brossa junto al saxofonista Dani Nel·lo y el percusionista Martí Perramon, el ¿Dónde estamos? con la compañía Semolina Tomic (Festival Plaza, Donosti 2003), su protagonismo en el homenaje al escritor y ensayista valenciano Joan Fuster (XVII Mostra de Mim de Sueca, 2006), en el homenaje al también escritor Gotzon Garate (Durango, 2005) y su hiriente intervención en el espectáculo Tranuites (Teatre Nacional de Catalunya, 2007), navegando en el interior de una desvencijada maleta hacia el puerto de su particular Itaca después de haberse deshojado, desgarrado entera sobre el piano de un transportado Lluís Llach que le cantaba Com un arbre nu (Como un árbol desnudo).Ane Miren se retira. Y lo hace, según me cuenta, con tristeza pero al mismo tiempo con buen sabor de boca. Cierra una etapa de su vida artística para abrir otra, sin alejarse un ápice del mundo del circo. Situándose tras el telón con la voluntad de transmitir a las nuevas generaciones de artistas toda su experiencia en contorsionismo, impartiendo talleres, cursos y clases particulares, asesorando la creación y puesta en escena de nuevos números.Me complace ahora rescatar un comentario que sobre Ane Miren publiqué en el diario AVUI de Barcelona el 3 de marzo del 2000 a raiz de Y a ti te encontré en la calle, un combinado de circo presentado en el Ateneu Popular de Nou Barris: “Cada día me gusta más la contorsionista vasca Ane Miren, una artista de fuerte carácter escénico que borda un número de estética impecable en el cual su cuerpo de plastilina no puede ocultar ni el alma ni la esencia de una mujer con voluntad de acero”.Por tu carrera, por tu tenacidad, por tu futuro, por todo lo que seguirás aportando al desarrollo de las artes circenses, muchas gracias, Ane Miren.Jordi Jané(crítico y activista circense)

9/05/09
de Ane Miren
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